jueves, 30 de septiembre de 2010

DEPRESIÓN, LA PANDEMIA DEL FUTURO


La enfermedad que afecta a 121 millones de personas en el mundo será la segunda causa de discapacidad y muerte en el 2020 según la Organización Mundial de la Salud. Los expertos aseguran que hay que estar atentos a los síntomas y luego buscar ayuda.

La enfermedad

“Era como tener dos grandes pesos en las piernas y tratar de seguir nadando, mientras más uno trata de salir a la superficie, más se ahoga” Explicó Roberto, paciente con depresión del National Institute for Mental Health, cuando le pidieron que describa su enfermedad.

Esta declaración describe los síntomas de una enfermedad agobiante y cansadora. La persona depresiva pasa por largos períodos de tristeza, decaimiento, irritabilidad o un transtorno del humor grave, que se puede manifestar no solamente como un sentimiento de tristeza, sino también como la pérdida de interés e incapacidad para disfrutar de las actividades que antes le otorgaban placer, así como también pueden manifestar aumento o disminución exagerada del sueño y del apetito.

Conocida por los griegos como “melancolía” y luego renombrada por Sir Richard Blackmore en 1725, esta patología es un mal que afecta a los humanos desde tiempos ancestrales, y sin embargo aún no tiene cura definitiva, ya que al ser un transtorno mental los tratamientos son prolongados y complejos.

Proyecciones mundiales

La depresión es un mal que afecta a  millones en el mundo y cuyas consecuencias siguen aún hoy subestimadas por los gobiernos y la población. Actualmente es la segunda causa de muerte y discapacidad entre hombres y mujeres de 15 a 44 años, y ya se perfila como la segunda en todas las edades para 2020.

De las 121 millones de personas afectadas sólo 25%  recibe atención médica, aún cuando entre el 60-80% de los casos se podría tratar con atención primaria en hospitales que combinan tratamientos de terapia psicológica y administración de psicofármacos.

Posibles razones

El carácter multicausal de la enfermedad hace difícil definir una razón estable, puede ser un hecho fijo que haya tenido gran trescendencia en la vida del afectado o puede ser una combinación de varios factores.

Los disparadores más comunes de la depresión son el estrés y los sentimientos (derivados de una descepción sentimental, trauma ocasionado por una muerte, asesinato, tragedia o malas noticias), elaboración inadecuada de un duelo, abuso de sustancias tóxicas, la genética o el condicionamiento educativo.

Tratamientos

A pesar de la creencia popular, la depresión no se combate con charlas con amigos, vacaciones o salidas al campo, ya que es una enfermedad y como tal requiere un tratamiento específico que consiste en la administración de psicofármacos, psicoterapia y psicoeducación.

Los antidepresivos corrigen el disbalance en el sistema nervioso, controlando así las manifestaciones centrales de la depresión. No producen acostumbramiento ni tienen efectos estimulantes en personas sanas y suelen tener un período de latencia de 3 a 6 semanas hasta alcanzar o iniciar la respuesta deseada.

La psicoterapia y la psicoeducación son procesos que funcionan para todos los tipos de depresión. Consisten el técnicas mediante las cuales el psicoterapeuta realiza una serie de preguntas hasta llegar a las raíces de los conflictos internos para poder buscar una solución o una forma de alivianar el dolor. A veces estos tratamientos requieren la presencia de familiares o acompañantes para ayudar en el proceso.



 Para completar esta información La Jarra de las Locas entrevistó a la Lic. María Elena Noya.


La psicóloga María Elena Noya explica las posibles razones en el aumento de los casos de depresión indicado por la Organización Mundial de la Salud.

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