lunes, 27 de septiembre de 2010

Tocar fondo

La depresión presenta múltiples y variados síntomas: de desgano y angustia crónica a falta de apetito e insomnio, pasando incluso por ya no hallar placer alguno en aquello que antes significaba goce garantizado.

Depresión es llorar porque sí, es sentirse culpable sin razón. Es negar, es no querer ser, es querer morir. Es frustración, es ver todo gris, es no poder proyectarse a futuro. Estar deprimido es deprimente y la depresión presiona, aplasta y achata.
Ser depresivo es una enfermedad, un mal real o imaginario, ser depresivo es no ser uno mismo, es no sentirse, no reír.

La depresión consume la energía. Se prende de la yugular y absorbe cualquier fluir de vida, le quita el combustible al corazón, y cual somnífero, nos sume en un sueño profundo, una especie de letargo que consume la levedad del ser para así hundirlo en lo más profundo de sus propios miedos e inseguridades, para sumergirlo hasta el fondo…

…fondo, final, punto del que sólo resta volver a subir. Más bajo no se puede ya caer.

Ahora sólo queda el regreso, desandar el camino de recuerdos olvidables y pensar en nuevos senderos por recorrer.
Hay quienes dicen, entonando voces autorizadas, que la depresión es una ventaja evolutiva, que ayuda a incrementar habilidades mentales, que nos fortalece al momento de enfrentar conflictos e incluso nos vuelve más creativos.

Otros, prefieren hablar desde la propia experiencia, parafrasean frases trilladas pero siempre oportunas: no hay mal que por bien no venga, un tropezón no es caída y después de la tormenta siempre sale el sol.

Aunque no siempre nos dejemos ayudar, rechacemos manos amigas o un envión para levantar vuelo, sabemos que salir a flote depende de uno. Sacarse los grilletes, romper las cadenas y llegar a la superficie. Dejar que nos ciegue el sol, que nos marque la piel.

No seamos ilusos. No todo es color de rosas, ni siquiera en primavera. No hay caminos cortos, no hay salidas fáciles. Ni la felicidad ni la tristeza son sentimientos plenos, de todo o nada.

Siempre hay grises que nos nublan la mirada y empañan la realidad, pero también siempre hay ilusiones, miradas que encandilan y colores que nos pintan la sonrisa.

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